viernes, 26 de febrero de 2016

Un control remoto.


Ordenas tus cosas. Como siempre. Entonces encuentras el control remoto. Tiene un aire familiar, pero no recuerdas a qué pertenece. Al encontrarlo está sin pilas. Usa dos. De las pequeñas. Intentas hacer memoria. Recuerdas que tienes algunas en un cajón. Compraste hace tiempo una caja entera, para una lámpara que llevabas cuando ibas a acampar. Para una de esas pequeñas, que cuelgas al interior de la carpa. Apenas usaste diez, de sesenta. Ahora sacas un par y se las pones al control remoto. Aún no recuerdas a qué pertenece, pero te fijas que enciende una pequeña luz roja. El control está bueno, observas. Solo falta descubrir qué es lo que enciende. Se te ocurre entonces apuntar en distintas direcciones. Un poco para hacer memoria y otro por si acaso enciende algo. Todo está revuelto y es probable que entre los libros pueda haber incluso algún aparato electrónico. Y claro, justo cuando consideras eso te parece escuchar un pequeño ruido. Un murmullo, casi. Buscas entonces en el control algún botón para el volumen. Lo encuentras. Aprietas el botón para alzarlo y apuntas nuevamente en todas direcciones. Entonces, el sonido que parecía un murmullo crece en intensidad y hasta se vuelve claro. Eso que se oye es una voz. Una única voz. De un tono extraño. Puede que hasta desagradable. Prestas atención. La voz tiene algo familiar. Tal vez sea tu propia voz, comprendes. Siempre ocurre eso, cuando nos escuchamos. Pero claro, en esta ocasión esa voz es además peligrosa. Y es que esa voz puede ser también una grieta. Una especie de agujero por donde puede escaparse el mundo. De hecho, de eso parece hablar aquella voz. Pero claro, decides ahora bajar el volumen y no fijarte en el significado. Aprietas entonces el botón de apagar y le sacas las pilas al control. Ojalá y esa cosa se haya apagado. Dejas de ordenar porque ya es tarde. Y claro, también dejas de ordenar porque hay cosas que, en definitiva, no quieres encontrar. De esa forma ocurre siempre. Y hoy es parte de ese siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales