lunes, 28 de marzo de 2016

Todo va al mismo lugar.

“¿Preguntas por el camino de la libertad?
Lo encontrarás en todas las venas de tu cuerpo”
Séneca


No ordenes tanto, me dijeron.

Todo va al mismo lugar.

Apilarán de nuevo los libros, las ropas
y hasta los cuerpos.

Todo irá al mismo lugar.

Al mismo cajón.

A la misma fosa común.

Luego pasarán los años.

¡Ni siquiera llevarán la cuenta
de los años...!

Entonces otro como tú
comenzará a hacer orden.

No juzgo sus intenciones.

No condeno su absurdo.

Solo menciono lo evidente.

Todo va al mismo lugar.

Y mientras eso ocurre
las estrellas permanecerán
(casi) en su mismo sitio.

Y claro…
otro como tú hará otras cosas
como las que tú haces.

Mejores cosas, incluso…

Finalmente, sin embargo,
todo terminará yendo
al mismo lugar.

No ordenes tanto…

Eso me dijeron.

Puede que no literalmente,
pero cosas así, me dijeron.

Entonces,
mientras me esforzaba en el orden,
observé que quienes me hablaron
fueron perdiéndose
en la distancia.

Todos, salvo uno,
que permanecía indeciso
cerca de donde yo estaba.

Quise hablar con él,
incluso,
pero no pude.

Quise entender sus razones,
pero su decisión
fue también, finalmente,
su mejor argumento.

Y es que todos tenían nombres
y sueños
y razones,
pero lo cierto es que decidí, mejor,
no recordarlos.

Fue recién entonces que él se despidió
y me comunicó
aquello que haría.

Antes de hacerlo, sin embargo,
pasó a lustrarse los zapatos.

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