jueves, 19 de mayo de 2016

Nada emocionante (películas de cierta índole).


Vio tantas películas de esa índole que terminó creyéndose el cuento.

Por lo mismo, intentó tener aventuras trabajando de repartidor de pizzas, limpiador de piscinas y hasta de fontanero.

Nada emocionante ocurrió, por supuesto.

Sin embargo, lejos de desalentarse, descubrió que algo le producía el entrar brevemente a cada casa, o atisbar el interior, al menos.

Una sensación que le resultó atractiva, por cierto, y que le hizo seguir con este tipo de trabajo por largo tiempo.

Y es que esa intrusión mínima bastaba para proyectar vidas, pensaba… y hasta para imaginarse, entonces, dentro de esas casas.

De esta forma, le ocurría imaginarse a sí mismo llevando una de esas vidas, y renunciando a ellas tan pronto como le avisaran de un nuevo pedido, o destino.

Extrañamente, descubrió entonces que no le agradaba ninguna de esas vidas, que había observado.

Y no es que tuviesen algo malo, sino que descubrió que no eran agradables para él, específicamente.

No eran vidas que él quisiera, digamos.

Fue comprendiendo esto poco a poco, por supuesto, pero le afectó de tal manera que terminó por alejarlo de casi cualquier modo de vida.

Entonces, desanimado hasta el punto de dejar esos trabajos, volvió a ver en abundancia películas de cierta índole.

Largas películas.

El resto de su tiempo, en tanto, no era empleado en nada que revelase tener mayor sentido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales