sábado, 18 de junio de 2016

Antes del fin.


Poco antes del fin.

Poco antes del fin, ellos dicen.

Poco antes del fin habrá ciertos fenómenos.

Y claro: yo los escucho decir.

Hablo breve y dejo que ellos se extiendan.

Me muestran folletos.

Me enseñan imágenes.

Yo asiento.

No discuto porque se hace largo.

Esa es mi técnica.

De todas formas, ellos siguen hablando.

Cuánto tiempo perdido.

Después de todo…

Ni ellos ni yo tenemos razón.

También por eso no discuto.

Y es que no estoy contra ellos, a fin de cuentas.

Ese no es el problema.

Aunque tampoco los admiro, por cierto.

De vez en cuando piden mi opinión.

Entonces yo suelo ser afable.

Digo que sí, que tal vez.

Dejo que sigan, en definitiva.

Aunque claro…

Todo es extraño, cuando hablamos.

Con interrupciones, me refiero.

Casi como este texto.

Yo, en tanto…

Yo en tanto ya ni sé por qué lo hago.

Por qué los escucho, me refiero.

Tal vez por la misma razón de ellos, pienso a veces.

Porque el fin está cerca, puede ser.

O porque el tiempo no es oro, como dicen.

Y claro, de ser así…

De ser así ya no vale la pena hacer mucho.

No si el fin está cerca, al menos.

Eso concluyo mientras dejo que otro fin, más próximo, se instale.

No hay pretensiones ni ambiciones, por cierto, en ese fin.

Eso es todo lo que tengo.

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