lunes, 22 de agosto de 2016

El valor de las papas o el sentido de la vida.


Se dijeron muchas cosas, pero entendí muy poco. Algunos comentaron que fue un juicio largo y complicado. Yo intenté concentrarme, pero finalmente no logré captar si hablaban sobre el valor de las papas o el sentido de la vida. No fue culpa de ellos, en todo caso. A mí siempre me cuesta concentrarme. De pequeño me pasaba siempre y me llevaban al doctor. Entonces el doctor me atendía y me recetaba pastillas. Una vez se me olvido varias veces que ya las había tomado y terminé intoxicado. Mi madre lloró esa vez y mi padre no fue al hospital. Esa vez también se dijeron muchas cosas y yo entendí muy poco. Luego de eso me mandaron a vivir al campo, con unos tíos. Deben haber sido como tres años. Me dejaron tener mi propia huerta y una gallina. En mi huerta planté lechugas y unas cuántas papas. Yo las iba a vender junto a un vecino que tenía un puesto en una feria. Mis verduras eran pocas, pero a mi vecino le gustaba hablar. Era la única persona a la que podía entender, sin concentrarme. Me hablaba de una hija que vivía en el extranjero y de una plaga de ratones que tenía en casa. No me hablaba de su mujer ni de su perro, pero ambos murieron. Fue entonces que me pidió el favor ese que inició todo el problema. Yo no quería, pero él insistió y al final yo pensé que lo había ayudado a dormir, simplemente. Nunca vi nada malo en todo eso. También repetí lo que él me dijo que dijera, pero al final se me olvidó y llegó la policía. Dijeron que yo me había enojado por el dinero de las papas, pero no era cierto. También llegó una señora y habló del sentido de la vida y me hizo hartas preguntas. Respondí las que pude, pero no me dijeron si estaban bien o mal. Entre esas me preguntaron si yo creía que era bueno estar vivo y yo dije que a veces. Que cuando se es pájaro siempre, pero si soy yo a veces es regular. Mi gallina es pájaro, por ejemplo. Pero no vuela. Tampoco habla y la puedo ver sin concentrarme. Ahora tengo que esperar en una sala para que me expliquen qué pasó. Yo creo que me van a decir que no soy ni bueno ni malo y después me van a mandar a vivir a otro lado. Si hacen eso yo prefiero comerme a mi gallina para llevármela conmigo. Además ya sé matar y cocinar y no necesito nadie que me ayude. Justo ahora vienen a explicarme. También siento olor a melón. De ahí les cuento.

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