domingo, 9 de octubre de 2016

¿Quieres que vaya a ver quién es?


Hay un hombre en el rincón. En medio de las sombras. Supongo que es un hombre, más bien. Su silueta aparece en cuanto apago la luz. Prácticamente no se mueve, pero se aprecia la respiración. También se acomoda cada cierto rato, y estira las piernas. Él sabe que lo veo y quiere que me acerque. Que le pregunte quién es. Que le pregunte qué quiere. Sé que quiere eso, pero no lo hago, en todo caso. No lo hago porque de cierta forma ya lo sé. Adivino su forma, su identidad y hasta sus intenciones. De hecho, a veces pienso que él sabe menos de mí que yo de él. Tal vez él también hable de mí como el hombre del rincón. Tal vez y hasta escriba un texto, desde las sombras, con pensamientos similares. Con todo, vale la pena aclarar que no somos el mismo. Me refiero a que este no es un juego de palabras ni hay espejo alguno. Ocurre simplemente que hay un hombre en el rincón. Y ese hombre es silencioso. Tanto que no hay ruido, prácticamente, en la habitación. Muy a lo lejos suenan tijeras, eso sí. Él también las escucha. Estoy seguro que lo hace. Solo entonces voy hasta él. De a poco. Justo a dos pasos yo lo reconozco y él grita. El silencio se rompe como un vidrio.

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