viernes, 28 de octubre de 2016

Una breve iluminación (creo)


Estábamos bebiendo algo cuando él pareció despertarse y se lanzó a hablar.

-Creer está de más –me dijo-. O sea, no creer en sí… la acción, digamos, si no la palabra creer…

-¿De qué hablas? –pregunté.

-Ya sabes… -continuó-. Hablo de la palabra creer… No tiene un significado exacto…

-Eso escucho, pero no te entiendo.

-Pues ya sabes… ¿crees tú acaso en el aire?

-¿Cómo?

-Te pregunto si crees en aire… ¿Se puede creer en el aire?

-Eh… pues no sé…

-Pero contesta… ¿crees que aquí hay aire…?

-Eh… sí, claro…

-Entonces… ¿crees en el aire?

-Supongo que sí… No sé…

-Pues no supones… lo que pasa es que en realidad no crees en el aire… o sea, no es necesario creer en el aire, porque ya lo sabes…

-¿Ya sé qué?

-Ya sabes el aire.

-¿Se puede decir así?

-Sí, claro que se puede… pero el punto aquí es que como ya lo sabes no es necesario decir que crees en el aire… ¿entiendes ahora?

-No sé…

-Vamos, explícame si puedes qué es creer en el aire.

-¿Creer en el aire?

-Sí… ¿qué significaría creer en el aire?

-Eh…

-¿Ves que no se puede…? Tú al aire lo sabes, no se trata si crees en él o no lo haces…

-…

-A lo que voy es que creer, como palabra, no existe con el significado que se le asigna… creer incluye siempre dudar… y una voluntad sobre eso, por supuesto… si no sería cómo con el aire…

-Creo que entiendo.

-Lo ves… ahí lo usaste… creer no significa creer, es más bien querer creer… o sea, es dudar y tener la voluntad de afirmar la presencia de algo por sobre el no saber…

-…

-Me refiero a que cuando realmente crees que entiendes no dices “creo que entiendo”… lo que dices es “entiendo”, simplemente… a secas.

-Ya…

Luego dejamos de hablar y seguimos bebiendo.

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