sábado, 19 de noviembre de 2016

Morir de tu muerte.

“Muere de tu muerte. No envidies
las muertes antiguas”
M. S.

Hizo un viaje a Europa.

Supuestamente era por tres meses.

En el último de ellos visitó un pueblo pequeño, en Portugal.

Ahí conoció a varios hombres que trabajaban el vidrio.

Nos envió una foto donde se veía a un par de esos hombres soplando por unos tubos, junto a un horno.

Al parecer se quedó en ese lugar varios días.

También nos envió fotos de las figuras trabajadas.

Una especie de cisne y otra que no se apreciaba muy bien, pero que parecía un camello.

Nos contaba esa vez que había pedido que le enseñaran, pero al parecer eran técnicas que requerían demasiado tiempo.

Luego no supimos de ella hasta un año después, cuando volvió a llegar correspondencia.

Era una carta urgente, enviada por la embajada, para avisar que había fallecido.

Luego hubo llamadas telefónicas, visitas de un canal de tv y hasta una gitana que ofrecía aclararnos su muerte.

Por otro lado, debimos recurrir a la asistencia judicial, pues la familia en Chile quería traer sus restos.

Tras la negativa, nos enteramos de extraños detalles de su muerte.

En el parte oficial de la embajada, por ejemplo, se decía que había muerto trabajando el vidrio.

En el informe forense, por otro lado, se hablaba de importantes quemaduras internas.

Finalmente, -aunque parezca imposible-, la muerte parecía haber ocurrido luego de aspirar el vidrio, mientras se le daba forma.

En tv, de hecho, apareció un especialista, tratando de explicar dicha hipótesis.

Por nuestra parte, en tanto, hicimos un bingo y varias colectas para ayudar a la familia, y pudiesen de esa forma ir al funeral.

Desde entonces han pasado tres meses y todavía no regresan.

De hecho, ya perdieron los pasajes de regreso y no sabemos nada de ellos, luego del viaje.

Ya dimos aviso a la policía y nos pusimos en contacto con la embajada.

Por desesperación, incluso, contactamos a la gitana, quien nos dijo que la familia estaba aprendiendo a soplar vidrio, en un pueblo pequeño.

No es su muerte, concluyó la gitana, así que están a salvo.

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