domingo, 20 de noviembre de 2016

Un golpe, en el auto.


Íbamos en el auto, de madrugada.

Habíamos visitado a G., por su cumpleaños.

Recuerdo que conversábamos sobre una canción de Bowie.

Extrañamente no recuerdo cuál.

Fue entonces, después de una curva, cuando chocamos algo que cruzaba la carretera.

El auto se desestabilizó y aquello que chocamos debió saltar unos cuántos metros.

Por el bulto que alcanzamos a ver, antes del choque, pensamos que sería algún animal.

Un perro, posiblemente.

Estacionamos a un costado de la carretera y nos bajamos del auto, a buscar el cuerpo.

Estaba oscuro, según recuerdo, y prácticamente no distinguíamos nada.

Recorrimos al menos cien metros en torno al vehículo, pero no encontrábamos aquello que chocamos.

Estábamos cansados y caminar por la carretera a esa hora podía ser peligroso.

Por lo mismo, pensamos en irnos, pero cierta sensación de culpa nos lo impedía.

Volvimos al auto y nos sentamos a decidir qué hacer.

Tras un rato decidimos volver a buscar el cuerpo.

No nos íbamos a ir sin encontrarlo.

Cada cierto rato pasaba algún auto que iluminaba el lugar.

Las luces del nuestro también lo hacían, pero en una zona menor.

Buscamos en distintas direcciones.

Varias veces.

Tanto buscamos que comenzó a amanecer.

Teníamos frío.

Volvimos al auto.

No sé por qué, pero antes de partir sospechamos que uno de nosotros había encontrado algo, y no quería decirlo.

No insistimos con eso, pero dijimos que si un día contábamos la historia, sería sin especificar nada.

Nos sacamos una foto, en la mañana, a un costado del auto, que quedó con una pequeña abolladura.

Nunca más nos volvimos a ver.

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