jueves, 24 de noviembre de 2016

Un meeseek para ordenar la biblioteca.


I.

No pido mucho.

Apenas un Meeseek.

O tal vez dos.

Que verifiquen unos datos.

Que mejoren la postura, de los libros.

Y que no interfieran, eso sí, con el orden profundo que debe haber acá.

Ordenar la superficie, digamos.

Un Meeseek, entonces, para ordenar las superficies.

O tal vez dos.


II.

Ahora bien, como la tarea es algo así como eterna.

Bien puede un meeseek quedarse a vivir, en la biblioteca.

Trabajar ocho horas diarias, en principio.

Vislumbrar el fondo, si hay suerte.

Y caminar por los bordes, propongo, para no estresarse.


III.

Ahora bien, es cierto:

Un meeseek no viene al mundo para buscarle un sentido.

Sin embargo, también es cierto que nadie que busca ese sentido, encuentra algo.

Un meeseek entonces bien podría… tal vez, pero no importa.

Aprietas el botón, ahora, para olvidar la idea.


IV.

Otra idea que se me ocurrió.

Fue un meeseek para ordenar cada libro.

Pero claro, luego venía el problema de ordenar a los meeseek.

Y poco entiendo yo, de cosas vivas, como para solucionar aquello.


V.

No pido mucho, en definitiva.

Un meeseek, les decía, o tal vez dos.

Que nadie busque el sentido y así tal vez alguno lo encuentre.

Solo acciones pequeñas.

Solo borde y superficie.

Y una despedida sin llanto, al final de cada acción.

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