domingo, 22 de enero de 2017

Antichthon.


I.

-Si hubiese gente que viviese en la cara oculta de la luna –dijo R.-, ellos no serían capaces de ver la Tierra... y pensarían que no existe.

-Pero no hay –dijo N.

-No po… -admitió R.-. No hay.


II.

-Los pitagóricos creían algo parecido –siguió R.

-¿Qué cosa? –preguntó N.

-Que existía una especie de segunda Tierra… Creo que la llamaban Antichthon… El punto es que este sería una especia de planeta gemelo, pero invisible a los griegos en ese entonces… porque supuestamente su movimiento lo haría permanecer siempre oculto a la cara de la Tierra donde se encontraba Grecia… Igual que lo que ocurriría con la gente de la cara oculta de la luna, con nuestro planeta…

-Igual que lo que ocurriría con esa gente que no existe –corrigió N.

-Exacto… -admitió R.-. Lo que ocurriría con esa gente que no existe.


III.

-Mi teoría con las personas es parecida -agregó entonces R.-.

-Ya –dijo N.

-Me refiero a que cada uno de nosotros debe tener una especie de Antichton… Un alguien cuya existencia es imposible de comprobar, por su rotación, ya sabes… por existir siempre a tus espaldas… como si nosotros viviésemos en el lado oculto de la luna y hubiese otro que fuese como la Tierra y…

-Pero no vivimos en el lado oculto de la luna –interrumpió N.

-No po… -admitió R.-. No lo hacemos.

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