lunes, 23 de enero de 2017

El interruptor.


-Ella se enojó porque en vez de un interruptor de luz, puse un accionador de timbres…

-¿Qué es eso?

-Unos interruptores iguales a los de encender la luz, pero que permiten hacer sonar un timbre…

-¿Y sonaba en vez de encender la luz?

-No, no es eso… El problema era que el interruptor de timbre tiene una especie de resorte y no puede quedar encendido de forma fija… Así que cada vez que uno quería encender la luz, esta solo se prendía brevemente, mientras uno hacía presión con el dedo.

-Y entonces ella se enojó.

-Sí, pero no al tiro… De hecho nos dio ataque de risa como por dos días, y durante la primera semana, nos parecía chistoso…

-Y después de esa semana fue que se enojó.

-No… no tan rápido… o sea, de a poco se puso más seria… luego empezó a apurarme para que lo cambiara… y como no lo hacía, como a los tres meses, ahí se enojó…

-¿Y por qué no lo cambiaste en ese tiempo?

-Porque a mí me producía alegría… o sea, puede ser raro, pero cada vez que apretaba el interruptor y la luz se encendía y se apagaba, yo la recordaba riendo, y disfrutando ese momento…

-¿Y se lo intentaste explicar?

-Sí… más o menos… pero el problema era que estaba muy molesta, y sinceramente ya no me interesaba cambiarlo… así que siempre posponía el asunto.

-¿Y qué hizo ella, entonces?

-Se molestó más. Incluso dejó de hablarme por unos días… Luego se fue donde su mamá.

-¿Y ya regresó?

-No… Dice que no va a volver hasta que cambie el interruptor ese…

-¿Y lo vas a cambiar?

-Sinceramente no lo sé… o al menos no todavía… prefiero esa alegría, sabes… de cierta forma es más pura… no sé si me explico.

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