viernes, 6 de enero de 2017

Razones correctas o incorrectas.


-Le pregunté por qué me amaba y él me dijo que lo hacía principalmente por las curvas de mis pestañas –dijo ella-. En un principio me alegré por qué el ni siquiera había admitido amarme hasta ese entonces, pero luego insistí con la pregunta pues lo que me había dicho no me dejó conforme…

-¿Y qué pasó entonces? –preguntó una amiga.

-Pues volvió a decir casi lo mismo, si soy sincera… Me refiero a que él repitió lo de las pestañas, pero ahora agregó que me amaba también por el color de mis labios, o por la caída suave de mi cabello…

-¿Y eso tampoco te dejó conforme?

-Menos que eso –dijo ella-. Sus palabras comenzaron a molestarme profundamente… Tal vez no era algo justo, pero yo pensaba que estaba equivocado al amarme por esas razones… Es decir, mis pestañas eran falsas, el color de mis labios era el de una pintura que encargaba siempre en una tienda, y el cabello, incluso, me lo alisaba yo misma casi todas las noches…

-¿Y se lo explicaste a él? –preguntó ahora su amiga.

-No. O no de forma exacta, al menos... O sea, creo que le dije que eran las razones incorrectas, pero no sé si el comprendió realmente por qué lo decía… Además yo misma empecé a dudar si eran aquellas razones correctas o incorrectas…

-¿Razones correctas o incorrectas para qué?

-Pues razones correctas o incorrectas para amar, claro… -dijo ella.


-No te preocupes –concluyó entonces su amiga, con un tono tranquilizador-. Eso nada significa.

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