viernes, 24 de febrero de 2017

Dos canguros en el patio de la casa.


I.

En el patio de la casa hay dos canguros.

Uno salta y otro no.

En el patio de la casa no debiese haber canguros.


II.

Si uno (el que salta) no saltara, ambos canguros se verían iguales.

Si uno (el que no salta) saltara, ambos canguros se verían iguales.

Si ambos decidieren hacer lo que hace el otro, ambos canguros (no) se verían iguales.


III.

Como en el patio de la casa no debiese haber canguros, usted supone que este es un texto literario.

Y claro, poca importancia tiene entonces (para usted) que uno salte y el otro no.

¿Aceptaría usted ser literatura si ahora observa por su ventana y contempla dos canguros?


IV.

Si yo fuese un canguro algunas veces saltaría.

Si yo fuese un canguro algunas veces no saltaría.

Si yo fuese un canguro posiblemente no sabría que soy un canguro y que estoy en el patio de una casa.


V.

Desde fuera de la casa un canguro observa a dos hombres al interior de una casa.

Un hombre escribe y el otro no.

En este mundo no debiese haber casas, podría pensar ese canguro.


VI.

A veces pienso que escribo porque no salto.

A veces pienso que escribo porque no soy un canguro.

A veces escribo porque (simplemente) no quiero ser un hombre que no escribe.


VI.

Un hombre que escribe no siempre es un hombre que tiene que escribir.

Un canguro que salta (no) siempre es un canguro que tiene que saltar.

¿Sabrá el canguro que salta que es un canguro que tiene que saltar?


VII.

No se trata aquí de formas de vivir la vida.

Me refiero a que ser canguro es siempre ser canguro y ser un hombre es siempre ser un hombre.

Ahora vea usted si se atreve o no se atreve a mirar por la ventana.

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