lunes, 13 de febrero de 2017

Sé que estoy soñando.


Sé que estoy soñando.

Tú no sabes.

Al final, sin embargo, la diferencia es poca.

Lo que se sabe es poco, me refiero.

Y ni siquiera es bueno.

Un poco menos de dolor, tal vez.

Y un poco menos de alegría.

No sé si me explico.

Es decir, manejas el sabor.

Y claro, manejas mejor el tiempo.

Pero aquello no es necesariamente bueno.

Después de todo, vives acá, en el sueño.

Trabajas.

Escribes.

De vez en cuando te acercas a los otros.

La diferencia es poca, si lo piensas.

De hecho, puede que hasta salgas en contra.

Y es que sin duda hay pérdidas.

Déficit de emociones, por ejemplo.

O hasta la sensación de vértigo ante un creciente vacío.

Y claro… todo viene entonces a ser eco de otro sitio.

Por otro lado, fuera del sueño nada sabes.

Nada eres, incluso, fuera del sueño.

¿Una ventaja, creías?

¡Una mierda de ventaja…!

Nada de amor, en el sueño.

Nada de aire, en el sueño.

Nada real a lo que aferrarse.

No sé si me explico.

Todo es sirena y no hay mástil, digamos.

Y dan entonces ganas de reír y de llorar, al mismo tiempo.

(Ojalá vuelvas al inicio y te olvides)

Sé que estoy soñando, decía.

Tú no sabes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales