lunes, 27 de marzo de 2017

Dos moscas de la mano.


I.

En mi ventana.

A la que le llega el sol.

Hay dos moscas de la mano.

O sea, no sé si “de la mano”.

Pero digamos que juntan una de sus patas, al menos.

Llevan rato así y como no se alejan.

He querido retratarlas.

Digo entonces:

En mi ventana, hay dos moscas de la mano.

Luego agrego:

Todavía en la ventana, llega el sol.


II.

Antes que llegue la noche.

El sol se deja ver por mi otra ventana.

También se ve un limón.

Y a lo lejos se ve pasar el metro.

Hacia los dos lados, pasa el metro.

Estoy seguro que debe existir una forma.

Para poder viajar, al mismo tiempo, en ambas direcciones.


III.

Desde cierta distancia, de una casa a mi derecha, llega el sonido de un piano.

Notas sueltas, solamente, aunque a veces se dejan oír algunas secuencias.

Por otro lado, desde otro sector (tal vez desde mi derecha), se escucha una trompeta.

No suena muy fuerte, eso sí, y repite invariablemente las mismas notas.

Por lo general los oigo el fin de semana,
aunque hoy debo reconocer que escuché a los dos.

De hecho, para ser preciso,
lo cierto es que hoy sonaban ambos instrumentos
mientras las moscas se tomaban de la mano.

Mientras sonaban, incluso,
si soy más exacto,
ellas parecían del todo tranquilas,
 en la ventana.

Aunque claro…

No sé realmente,

si podían escucharlos.

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