lunes, 20 de marzo de 2017

La chica que va en la página 28.


Viví esto antes.

Lo sé.

El hombre inmóvil en el asiento del fondo.

La mujer que come desde un frasco semillas de maravilla.

El metro que va con problemas técnicos.

Y claro: la chica que va en la página 28.

Me detengo en ella porque está más cerca y porque estoy seguro que la he visto.

A mí no me engañan.

Esa chica va siempre en la página 28.

Lo sé porque he intentado ver el libro.

Es un libro gordo.

Una novela, al parecer.

Tal vez hable de un tipo que va en el metro y que ve a una chica que va en la página 28.

A mí no me engañan.

Intento ver el libro y no hay rasgo que lo identifique.

Apenas unos diálogos y el número abajo, como si fuera a caerse.

La página 28.

Todo esto ya se ha visto, me digo.

Escucho la grabación que habla de los problemas técnicos.

Abro un chicle, pero ya no tiene sabor.

A otra mujer al fondo comienza a notársele una falla en el rostro.

A veces parece una niña y otra una mujer adulta.

Una especie de bucle digamos.

O un rostro mal sintonizado.

Y es que estoy seguro.

Ya viví esto antes.

La mujer que come semillas.

El hombre al fondo.

La chica que sigue en la página 28.

Y el metro que lleva problemas técnicos.

Pasan entonces los minutos.

Pasan y ella sigue en la misma página.

Estoy seguro que hasta la he visto voltearla, pero el número ese siempre sigue al pie.

No sé si pensar en ella como una pobre chica o si deba lamentarme por mí.

Pobre mundo, mejor.

Ella es linda, y sigue en la página 28.

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