lunes, 3 de abril de 2017

Un muro en medio de un cerro.


Subí un cerro este verano y en él encontré un muro.

En medio de un prado, lejos de toda construcción humana, lo encontré.

No era el muro de una ruina, sino un muro que parecía recién hecho, con ladrillos bien alineados y hasta un cimiento que se encontraba rodeado de pequeñas piedras.

Dos metros de alto y unos cuatro de ancho, eran sus medidas aproximadas.

Entonces, como hacía calor y el muro daba sombra decidí quedarme a descansar.

Ya más de noche, para evitar un poco el viento que corría por el valle, también me tendí a dormir, junto al muro.

Soñé algo que ya olvidé.

Tras despertar, recuerdo haber usado de referencia aquel muro para dar mi último recorrido e intentar hacer cumbre.

Tardé horas en llegar pues el terreno estaba blando, pero valió la pena.

Desde la cumbre ese día, pude ver como se incendiaba el muro, a la distancia., en medio de la naturaleza, sin que las llamas afectasen a ningún elemento del entorno.

Tras bajar, poco después, pude comprobar que las llamas se habían apagado, y que nada más se vio afectado.

El muro había quedado levemente manchada, pero no se había debilitado en la absoluto.

Un muro y una llama, anoté en un cuaderno que llevaba.

Nunca más volví a verlos desde entonces.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales