sábado, 8 de abril de 2017

Una flor que no era flor.


Yo vi una flor que no era flor
comer una mosca que no era mosca,
pero como no sabía que no sabía,
juzgué por carnívora a quien no era.

Maravillado así, sin maravilla,
esparcí noticias que no informaban
a hombres que oyeron y no escucharon
a hombres que no sé aún, si es que lo eran.

Esa flor, sin voz, decía yo,
esa flor tiene belleza que no es belleza,
de muerte se nutre sin nutrirse,
y la sangre que no tiene está manchada.

Pobre chico, dijo uno que no era nadie,
mirando de reojo, pero sin verme,
tiene alma de juguete, pero no juega,
su voz dice verdades que creen no serlas.

La flor que no era flor, en tanto,
comenzó a creer, sin creer en cosa alguna,
sin pensar se pensó flor, y entonces,
una mosca que no era mosca voló desde su pecho.

Ahora júzguenme si quieren, sin juzgarme,
díganme sin decir, que veo flores que no existen,
o que vuelven a vivir moscas que no son moscas,
díganme sin decir que la vida es otra cosa.

Díganme que no hay horror en el horror de la muerte,
que es confiable la belleza aunque no lo sea,
que las palabras hablan con verdad aunque no lo hagan,
díganme por favor, que vivir vale la pena.

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