miércoles, 31 de mayo de 2017

El borracho más educado.


Si hubiese un premio para el borracho más educado yo postularía a un amigo. El nombre poco importa, pero lo cierto es que su conducta –al menos cuando se encuentra bebido-, resulta intachable:

A cada tambaleo pide disculpas; se preocupa por apoyarse contra una muralla si es que pasa alguien cerca; si se cae nos dice que no lo ayudemos para que no vayamos a ensuciarnos y hasta anda con unas bolsitas desechables por si vomita, para no molestar a nadie.

Al mismo tiempo, mejora su vocabulario de forma notable, pide disculpas por su forma de ser cuando está sobrio, trae ropa de cambio y utensilios de aseo por si el exceso resulta mayor y hasta suele inclinar la cabeza cuando pasa alguien junto a él y saludarlos respetuosamente.

Por otro lado, desde lo económico, trata siempre de pagar más de lo que le corresponde, deja grandes propinas, ayuda a cualquier desconocido que se lo solicite y está atento a compensarnos ante cualquier dificultad que provoque.

Por último, vale la pena destacar su honestidad a la hora de estar ebrio. Una vez llamó a su esposa para confesarle que había tenido sexo con una compañera de trabajo y en otra pidió hablar con su hijo, para decirle –entre otras cosas-, que no existía Santa Claus.

Ahora está solo, por cierto, y pasa casi siempre borracho. Yo creo que un día de estos lo encontraremos a un costado de una calle apoyado definitivamente contra un árbol, tratando de no molestar a nadie.

Si su entierro no provocara inconvenientes, estoy seguro que ya nos habría abandonado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales