jueves, 11 de mayo de 2017

Saltar del uno al dos.


-Soñé que saltaba del uno al dos –me dijo-. Soñé que saltaba del uno al dos y era lindo.

-¿Lindo? –pregunté yo.

-Sí, era lindo -contestó.

-¿Qué era lindo? –insistí.

-Saltar del uno al dos -señaló.

-No po, hueón –le dije-. ¿Por qué era lindo saltar del uno al dos?

-No sé bien –dijo entonces, intentando explicar-. Supongo que era lindo saber que el uno y el dos eran terreno seguro y que uno podía confiar en ellos…

-No entiendo… -interrumpí-, ¿confiar en ellos para qué?

-Pues de nuevo me cuesta explicar, pero supongo que la confianza es para poder cruzar aquello que hay entre el uno y el dos… como cuando avanzas por el borde de un río saltando de piedra en piedra…

-¿Y entonces tienes que seguir al tres?

-No –me dijo-, la idea no es seguir saltando de número en número…

-Pero tú mismo dijiste –interrumpí-, que era como cruzar un río… de piedra en piedra…

-No lo dije bien entonces… -se excusó-, es avanzar, pero no cruzar… me refiero a que no llegas al otro lado…

-Pero avanzar también supone un camino, un…

-No –me interrumpió-. Tú puedes avanzar del uno al dos y después del dos al uno…

-¿Y por qué preferiría hacer eso en vez de buscar otros números? –le pregunté, finalmente.

-Porque te da una sensación de seguridad –me dijo-. Y eso es lindo, nada más.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales