sábado, 6 de mayo de 2017

Una bufanda larga.


I.

Ella le regala a él una bufanda.

Tal vez la tejió o tal vez la compró hecha, en esta oportunidad no es un dato esencial.

Tampoco lo es, por cierto, el color de esa bufanda.

Por lo mismo, puede usted tomarse este tiempo para imaginar libremente aquellas cosas.


II.

Respecto a lo que sí tiene importancia, señalo desde ya que se debe imaginar la bufanda de un largo considerable.

Esto, ya que será el tema central de lo que desembocará en una serie de hechos poco comunes.

En este sentido, si llegásemos a precisar el largo de la bufanda digamos que es el doble de una bufanda común.

Él, entre bromas, le hizo notar esto a ella y se burló alegremente,  viendo cuántas vueltas podía dar la bufanda a su cuello.

Y claro, ella se rio al principio, pero luego se puso más seria y hasta se sintió mal por el asunto y deseó no haber regalado nada.


III.

Ahorraré tiempo de una vez y diré sin más que él se termina ahorcando con la bufanda, mientras bromeaba respecto al largo de esta.

Ella no es culpable, por supuesto, ni él, ni la bufanda.

En este sentido, podría decirse que se trató, simplemente, de un accidente extraño.

A pesar de esto, estoy seguro que hay algo más en esa historia.

Un extra que en cierto sentido puede entenderse como una moraleja, o como un significado mayor al ya expresado.

Aunque claro, la vida entera si usted quiere, puede tomarla como una fábula, o un texto con un significado extra.

¿Para quién será, finalmente, la moraleja de nuestra vida entera?

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