viernes, 30 de junio de 2017

Dios no es Dios.


Dios no es Dios.

Dios es alguien.

Por ejemplo, a veces Dios es un viejo que vive en Puerto Cisnes.

Nada de barba blanca ni pose majestuosa.

Esas veces Dios es un viejo que vive en Puerto Cisnes y que cuenta siempre la misma historia.

Todos en el pueblo han escuchado esa historia.

Una, dos y hasta seis veces la han escuchado.

Incluso, ocurre que alguno se ha molestado y ha intentado decírselo a aquel hombre.

Decírselo, huir y hasta intentar golpearlo, si somos sinceros.

Ellos no son Dios, por supuesto.

Ellos simplemente son hombres cansados de oír la historia que Dios quería mostrarles.

La única historia que Dios quería mostrarles.

Y es que Dios, por cierto, solo tiene una historia para contar.

Una historia que se repite hasta que se comprende el corazón de aquella historia.

No los hechos ni la moraleja, sino el corazón de aquella historia.

Y es que Dios no es Dios, decía.

Dios no ha creado un mundo sino una historia.

Una historia que a veces parece tener un corazón dentro.

Y como  la historia debe latir, esta debe ser contada una y otra vez hasta que alguien la comprenda.

Dios no es Dios, decía.

Dios es alguien.

A veces, por ejemplo, Dios es un viejo que vive en Puerto Cisnes.

Y Puerto Cisnes a veces es el mundo.

Y la vida se pierde o se gana, si esto es cierto, dependiendo de cada corazón.

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