domingo, 9 de julio de 2017

Frutos.


I.

El naranjo se llenó de frutos este año.

Frutos pequeños, es cierto, pero por su color llaman la atención.

De hecho, las visitas que vienen a casa hablan de él por un momento y piden probar una naranja.

Por lo general, escogen la más grande y se la llevan a la boca.

Y claro, como son jugosas suelen mancharse.

Vienen entonces hasta la cocina y piden unas cuantas servilletas.

Se secan, pero por lo general quieren limpiar un poco más.

Entonces, algunos buscan en sus celulares si el jugo de naranja deja o no deja manchas importantes.

En eso se demoran, generalmente, al menos un par de minutos.

Y claro, como no se preocupan mucho más yo pienso que no deja manchas graves.


II.

Ya dentro de casa les ofrezco algo de beber.

Casi todos aceptan, sobre todo si hay cerveza.

Entonces miran un rato los lomos de los libros y algunos hasta se muestran sorprendidos, cuando recorren las repisas

Ninguno, sin embargo, se ha quedado  observando más de dos o tres minutos.

En ese tiempo, además, esbozan algunos comentarios y hasta preguntan un par de cosas, mientras toman lo que les he servido.

Luego –o tal vez antes si son personas perspicaces-, se muestran incómodos, ya que no suelo contestar ni hacer comentario alguno.

Por último, luego que se van, yo recojo el resto de la naranja, que suele quedar sobre la mesa.

No acompaño a nadie hasta la puerta de salida.

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