jueves, 13 de julio de 2017

Trato de escuchar las voces de las cosas.


I.

Trato de escuchar las voces de las cosas.

Pero tal vez no tengan nada qué decir.

No quiero el significado.

No quiero robarles el sentido.

Quiero escucharlas simplemente, para saber que están aquí.


II.

Antaño las oía sin problemas.

Tenían voz como la lluvia.

No hablaban para mí, pero teníamos confianza.

A veces reían y su risa era contagiosa.

Como las ganas de vivir.

Como el hipo.

Como la sana alegría de ser nosotros mismos.


III.

En ese tiempo incluso tomé notas.

Lo hacía para no olvidar.

Lo hacía porque sabía que llegarían estos tiempos.

Y tendría miedo del silencio de las cosas.

Ahora mismo tengo miedo.


IV.

Las voces de las cosas son honestas.

No tienen para qué mentir.

Su voz es como la sombra que proyectan.

Si hay engaño este proviene de la luz.

Esas cosas anotaba.


V.

Ahora, sin embargo, todo está repleto de silencio.

Y el silencio de las cosas hace daño.

Es infecto como el óxido en los cuchillos.

Es amargo como la piel de los muertos.

Y es triste y sucio como un río seco.


VI.

De volver las voces de las cosas…

De volver será como el renacer de un mundo.

Oírlas reír…

Sentir en el aire, su existencia.

Solo pido una voz pequeñita… un latido.

A veces desespero, pero hoy no.

Hoy trato simplemente de escuchar, las voces de las cosas.

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