jueves, 27 de julio de 2017

Un hombre con una sensación extraña.


Un hombre con una sensación extraña.

Constante y extraña.

Entonces el hombre va al médico.

Este lo revisa y no encuentra nada específico.

Tras ello, lo envía a hacerse una serie de exámenes.

En uno de ellos le dicen que tiene peces abisales en su estómago.

Un gran número de médicos se reúnen para decirle que tiene peces abisales en su estómago.

Él dice entonces que no ha comido nada extraño y ellos le explican que se trata de peces abisales vivos.

Parece ser un caso único.

Una enfermera habla de un caso en Cuba con un paciente al que le encontraron diminutos peces dorados en la sangre.

Pero alguien la corrige diciéndole que eso es un cuento de Cortázar.

De todas formas, le explican, este es un caso todavía más inesperado.

Y es que a pesar de encontrarse en el estómago los peces no parecen verse afectados por ácidos ni otras sustancias.

Parecen estar viviendo a sus anchas, le dice uno de los médicos.

Tras esto, le acercan al hombre unas imágenes que han podido captar de los peces.

El hombre los mira y los encuentra feos.

A pesar de eso, se encuentra absorto en la idea de tener algo vivo dentro suyo.

Algo que está viviendo a sus anchas, como dijo el médico.

Además, no se trata de peces comunes, sino de peces abisales, que solo existen en las grandes profundidades de los océanos.

Quizá por esto, a pesar de lo extraño de la situación –y de las incomodidades que lo llevaron a ir en primera instancia al médico-, el hombre se opone a la idea de que extirpen esos peces.

Después de todo, ellos viven en su profundidad, piensa el hombre.

Y viven a sus anchas.

Por último, al hombre le hacen firmar una carta para que asuma la responsabilidad de su tratamiento y le ofrecen una serie de condiciones y beneficios para que su caso pueda ser estudiado a fondo por la institución que lo atendió.

Si el hombre acepta o no, por cierto, no viene al caso.

Lo que importa es que el hombre sigue con su sensación extraña, aunque ahora está consciente de esa misma sensación.

De la profundidad de esa sensación, digamos.

1 comentario:

  1. Realmente es un placer leer estas cosas. Saludos profe

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