jueves, 20 de julio de 2017

Una bolsa para guardar otras bolsas.


Escoges una bolsa para guardar otras bolsas.

Por lo general eliges la más grande.

Un criterio básico y fácil de aplicar.

Esa es la generalidad, digamos.

El problema surge cuando encuentras una no tan grande, pero más llamativa.

Más colores, por ejemplo,  o con un diseño especial.

Y es que esa bolsa no necesariamente debe ir dentro de aquella más sencilla.

Sientes que no queda bien.

Te incomoda incluso, de cierta forma.

Y es que esa bolsa grande es sin duda más amplia, pero no tiene gracia alguna.

Consideras entonces qué hacer con aquella bolsa especial.

Por ejemplo, barajas la posibilidad de que esa bolsa especial, aunque no sea tan grande, pueda guardar a las otras bolsas.

Pero claro… eso tampoco queda bien.

O eso piensas tú, al menos.

Así, tras pensarlo varios minutos terminas por dejar la bolsa especial a un costado.

Lo malo es que no es la primera vez que lo haces.

Me refiero a que ya tienes varias de esas bolsas dando vueltas en tu casa.

Y ni siquiera te decides a meter todas las especiales juntas.

Por lo mismo, tu espacio comienza poco a poco a colapsar.

Y tú lo harás prontamente en medio de ese espacio.

No es que quiera advertirte, en todo caso.

De hecho, me gusta lo que haces.

Lo encuentro honesto, principalmente.

Únicamente, incluso.

Honesto.

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