martes, 8 de agosto de 2017

Chocolate.


-Fui una vez a una fábrica de chocolate y todo me pareció una mierda –me dijo-. Era una fábrica grande, donde prácticamente no había contacto con el producto final y todo lo que veías eran máquinas, sacos con polvos y bidones con grasas que iban de un  lugar a otro… todo sin ninguna gracia…

-¿No había Umpa Lumpas?

-Ninguno –continuó-, eran como veinte trabajadores, la mitad de los cuales acarreaba cosas y los otros operaban unas máquinas… la mayoría vestidos con una especie de cotona que llegaba hasta el suelo… no recuerdo ni siquiera que alguno me haya saludado… solo parecían molestos con el trabajo…

-Casi toda la gente está molesta con su trabajo.

-Sí, puede ser… pero al menos yo esperaba algo distinto en ese lugar… era una fábrica de chocolate, después de todo… y yo había sido invitado por uno de los dueños…

-¿Te había salido un cupón dorado?

-No, hueón… -dijo algo molesto-. Pasó que querían que ayudara en una campaña publicitaria y creyeron que era una buena idea recorrer la fábrica… Creo que hasta estaban orgullosos de cómo funcionaba… ninguna máquina detenida, recuerdo que me decían… todo aquí funciona bien…

-¿Y al final hiciste la campaña?

-Sí, junto a un equipo eso sí… no salió tan mal, pero al final supongo que salí perdiendo… después de todo no volví a disfrutar el chocolate desde entonces…

-Lo lamento.

-Sí… igual no es tan grave… ¿tú nunca has ido a una fábrica de chocolate? –preguntó.

-No –le dije-. Pero soy profe.

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