viernes, 29 de septiembre de 2017

Mi teoría es que da cero.


Mi teoría es que da cero. Y claro, es un tanto pesimista como todas mis teorías, pero también depende de cómo quiera verse. Me refiero a los pasos. A la manía esa que teníamos de niños de contar los pasos. Y es que hoy -con los avances tecnológicos y las aplicaciones existentes, en concreto-, resulta bastante fácil poder hacerlo. Y claro, es entonces cuando surge mi teoría de que todo esto da cero, finalmente. No me refiero, sin embargo, a una suma directa. Y es que lo importante de los pasos no es solo su número, sino también su dirección. De hecho, dudo que un paso sin dirección pueda ser considerado finalmente como un paso. Es decir: un paso es un vector, como diría alguien con cierta inclinación científica –aunque no me interesa por lo pronto desarrollar esta idea-. Lo que apunta mi teoría simplemente es que da cero. La suma de nuestros pasos, me refiero. De nuestros pasos entendidos como vectores. Así, si comienzo mi día por ejemplo, en un punto cero y cuento los pasos dados hacia el norte, sur, este y oeste –con sus respectivos gráficos y coordenadas-, mi teoría señala que da cero. Puede variar obviamente el rango de tiempo, y tal vez algún día en particular la suma  y resta no nos dé exactamente el cero del que hablo, pero se trata aquí sin dudas de un cero mayor. Un cero que tarde o temprano terminará por imponerse. ¿No me cree? Pues busque una aplicación que le facilite el cálculo y luego hablamos. Por otro lado, si lo considera triste, piense simplemente en el punto de partida como su lugar propio, y pinte el cero con los colores que más le agraden, o le parezcan convenientes.

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