viernes, 1 de diciembre de 2017

Hombredeunasolahistoria.


En todo grupo de trabajo, o de amigos, o en cualquier centro donde se reúnan cierto número de personas y tengan la oportunidad de compartir de forma cotidiana, siempre será posible encontrar al hombredeunasolahistoria.

Lo escribo así, como una sola palabra, pensando en esos términos japoneses que a veces operan de esa forma y cuya traducción resulta, desde la palabra, significativamente clarificadora. Y es que este personaje será justamente aquel que reconocemos por una historia que ha contado hasta el cansancio, la que ha pasado a reemplazar cualquier otro dato o conocimientos que hayamos tenido sobre él, anteriormente.

Así, tendremos por ejemplo al compañero de curso que nos repite su aventura con dos chicas en una fiesta, o el colega del trabajo que nos relata una y otra vez un viaje realizado para conocer las pirámides de Egipto… de manera tan detallada y constante que terminamos reduciéndolos a esa anécdota o historia contada.

-Ahí viene el hueón que viajó a Egipto.

-Dicen que el jefe va a ascender al Pirámide.

-¿Verdad que renovaste el camello, Faraón…?

Sin embargo, más allá de eso -que incluso puede parecer “simpático” para algunos-, está el problema que surge cuando miras la situación desde el punto de vista opuesto. Y es que si bien puede parecer una reducción la manera de conocer a los hombresdeunasolahistoria, también es cierto que aquellos que no lo son –o no lo somos-, es simplemente porque no hemos descubierto cuál es esa historia única que nos llevaría a convertirnos en personajes de ese tipo.

-Lo que pasa es que no tienes una historia que te defina –parecen decirnos estos personajes.

-Una vez que la encuentras opera casi como un conjuro –parecen confesar-, que te recuerda quién eres y se lo recuerda también a aquellos que te rodean.

-Yo te recomiendo que si aún no tienes una historia, te la inventes por último –te recomiendan-, o pasarás por la vida sin tomar ninguna forma…

Aunque claro, esa es la visión de los hombresdeunasolahistoria, y bien podría defender sus intereses más que apuntar a una verdad objetiva.

Por lo mismo, cada uno decida qué visión elige tener al respecto (si es que quiere, por supuesto, tener alguna) y siga adelante de la forma que más le convenza.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales