martes, 19 de diciembre de 2017

Una bandera.


I.

Como no conocía la bandera, fui hasta la casa toqué el timbre y pregunté.

Tras unos minutos en que nadie salía insistí con el llamado.

Finalmente, salió una chica, con un acento extraño, a quien le pregunté por la bandera.

-¿Qué bandera? –me dijo, algo nerviosa.

Yo quise indicarle cuál, pero la bandera ya no estaba.

Minutos antes estaba colgando desde una ventana, pero alguien tenía que haberla guardado.

Insistí un poco, explicando los colores… pero se hizo la desentendida.

-Usted está errado… -, me decía.

Y claro, como la notaba inquieta, mejor desistí, y me fui del lugar.


II.

Días después, colgando desde la misma ventana, volví a ver la bandera.

Me aseguré eso sí, antes de llamar, de tomarle una foto con el celular.

Y es que si bien busqué la bandera en google, tras la ocasión anterior, lo cierto es que no salían referencias.

-Vine otra vez por la bandera –le dije-. No quisiera molestarla, pero me inquieta saber a qué país o región pertenece…

-¿Qué bandera? –volvió a decirme la mujer.

Mientras hablábamos yo alcancé a ver a un chico, que la recogía rápido, a escondidas.

-La que acaban de esconder… -comenté-. De todas formas le tomé una foto... Mire…

La mujer no quiso ver la imagen ni tampoco agregó nada más.

-¿De verdad no quiere decirme…? –insistí.

Pero ella cerró la puerta y yo no volví a llamar.


III.

Vi la casa vacía como a la semana después.

Estaba el dueño pegando un cartel para arriendo y dejándole las llaves a una vecina para que pudiesen mostrar la vivienda.

Entonces pensé que tal vez el dueño podría decirme de dónde eran sus antiguos arrendatarios y yo averiguaría a dónde pertenecía la bandera.

-Disculpe –le dije-, hasta hace unos días vivían aquí unos personas que habían colgado una bandera en una ventana; pues verá... quería preguntarle de qué país eran esas personas…

-¿Qué personas? –me dijo el dueño, algo nervioso.

Y claro, intenté explicar, pero digamos que el hombre guardó también su propio emblema, y negó que hubiese arrendado la casa en el último tiempo.

-Usted debe estar confundido –me dijo, y dejó de prestarme atención.

Yo acepté su observación y me fui del lugar, sin hacer –ni hacerme-, nuevas preguntas. 

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