martes, 20 de febrero de 2018

Cortes (Toda la historia)


Al sacar la tapa, la botella se trizó.

Sin embargo, ella no se percató de aquello.

A raíz de esto, cuando ella tomó de la botella se cortó los labios.

Lamentablemente, como ya estaba ebria, no sintió los cortes y siguió así hasta que se terminó el contenido.

Mientras esto sucedía yo estaba frente a ella y la observaba hacerse los cortes.

También la observé limpiarse la sangre, sin darse cuenta de lo que ocurría.

No sabría decir por qué no le advertí de aquello.

Tal vez fue porque yo también había bebido demasiado.

O tal vez exista otra razón, de la que no soy plenamente consciente.

De todas formas, dándole vueltas a lo sucedido saqué en limpio unas par de cosas.

1) No disfruté en modo alguno de la situación.

2) Mientras la miraba, consideré que el daño que se hacía no sería permanente.

No recuerdo haber sacado nada más en limpio.

En cambio, recuerdo haber pensado que tal vez Dios permitía el mal por una razón –o sinrazón- similar a la mía.

Dejé entonces pasar un par de días y la llamé para ver cómo estaba.

Ella dijo que bien y no comentó nada sobre sus cortes.

Quedamos de juntarnos de nuevo, otro día, pero yo no fui y estoy seguro que ella tampoco lo hizo.

Desde entonces no hemos hablado.

De hecho, nos topamos en el metro el otro día, pero fingimos no vernos.

Esa es toda la historia.

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