domingo, 11 de febrero de 2018

Luces encendidas y luces apagadas.


Cuando está fuera de casa ella acostumbra dejar las luces encendidas.

Cuando está en casa, sin embargo, suele estar con las luces apagadas.

Fue a raíz de esta conducta que alguien le dijo que su casa parecía más viva cuando ella estaba fuera.

Fue a modo de broma, en una reunión de amigos, pero ella pareció sentirse mal y se fue del lugar, sin despedirse de nadie.

Cuando llegó a casa, poco después, observó desde fuera y estimó que la observación tenía algo de certeza.

Después de todo, las luces de la cocina y del patio estaban encendidas y justo mientras se acercaba los regadores automáticos comenzaron a funcionar.

Tal vez sea cierto, se dijo, esta casa está más viva cuando no estoy en ella.

Se acercó con cuidado.

Se limpió los pies al entrar y observó el interior.

Mientras lo hacía, hizo algunas observaciones:

Cocinaré algo y ensuciaré cosas.

Me daré una ducha y dejaré a un lado la ropa usada.

Me meteré en la cama y apagaré las luces.

Un par de horas después, por cierto, había hecho exactamente lo que había dicho.

Ya en la cama, leyó los mensajes en el celular.

Una compañera de trabajo le preguntaba por qué se fue de esa forma de la reunión.

Por otro lado, quien le había dicho la frase sobre su casa, se disculpaba con ella si es que eso la había molestado.

No tenía más mensajes.

Apagó entonces el celular y se quedó en silencio, a oscuras.

Extrañamente le hubiese gustado llorar, pero no estaba triste.

Nunca estaba triste.

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