domingo, 13 de mayo de 2018

Tal vez nunca.


Me desperté temprano pensando que debía cortar el pasto.

Seguía con sueño, medio dormido, pero quise cumplir, para variar.

Era una idea clara y precisa.

Una idea que me gobernaba.

Como si una frase hubiese estado escrita en neón
colgada frente a la cama.

O como una orden que alguien me hubiese dado
en el sueño
y se hubiese activado al despertar.

Me levanté.

Me di una ducha rápida.

Pensé en prepararme un café antes de salir a buscar las herramientas y realizar mi tarea.

Y claro, fue entonces que recordé que no tenía herramientas para trabajar en aquello.

Minutos después, además, recordé que tampoco tenía jardín.

Decidí entonces, confundido, tomarme el café mientras aclaraba lo sucedido.

Lamentablemente, recordé que no tenía café ni cafetera.

Tal vez nunca las tuve, me dije.

Así, pensé en acostarme, descansar un poco más y recuperar el sueño.

Sin embargo, al buscar donde acostarme, no encontré cama alguna.

Por otro lado, tampoco sentía ya el cansancio, como para intentar dormir.

Respecto a  los sueños, además, todo parecía indicar que no tenía ya ninguno.

Tal vez nunca los tuve, me dije.

Finalmente, la frase aquella buscó destinatario y no encontró ninguno.

Un texto en un lugar, se cerró así, en ese instante, abruptamente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Archivo del blog

Datos personales